lunes, 7 de enero de 2008

James Nachtwey



"I have been a witness, and these pictures are

my testimony. The events I have recorded should

not be forgotten and must not be repeated."



James Nachtwey nació en Massachusetts (EE.UU) y se graduó en la Universidad de Dartmouth, donde estudió Ciencias Políticas e Historia del arte entre los años 1966 a 1970. La guerra de Vietnam y el movimiento americano por los derechos civiles han tenido un efecto muy fuerte en él y fue donde se decidió a dedicarse a la fotografía. Ha trabajado en barcos de la Marina Mercante y también ha sido director de cine y conductor de camiones.

 

En 1976 empezó a trabajar de fotográfo en el periódico Nuevo México y en 1980 se trasladó a Nueva York para empezar su carrera como fotógrafo independiente en revistas. Su primer trabajó consistió en cubrir la guerra civil de Irlanda del Norte en 1981. Desde entonces, Nachtwey se ha ido superando a sí mismo documentándose en las diferentes guerras y denunciando abusos sociales. Ha trabajado en estudios fotográficos en diferentes países como El Salvador, Nicaragua, Guatemala, Líbano, Gaza, Israel, Indonesia, Tailandia, India, Sri Lanka, Afghanistan, Filipinas, Corea el Sur, Somalia, Sudán, Ruanda, Sudáftica, Rusia, Bosnia , Chechenia, Kósovo, Rumanía, Brasil y Estados Unidos.


Nachtwy ha trabajado como fotógraco en Time desde 1984. Ha sido socio de "Black Star" desde 1980 hasta 1985 y ha sido miembro de Magnum desde 1986 hasta 2001. En 2001 fue uno de los miembros fundadores de la agencia VII. También ha llevado a cabo exposiciones en el Centro Fotográfico de Nueva York, la Biblioteca Nacional de Paris, el Palacio de Exposiciones de Roma, el Museo de Arte de San Duiedo, la Casa de Cultura de Lisboa, el Círculo de Bellas Artes de Madrid, al Galería Fahey/Klein en los Ángeles, el Colegio de Arte de Massachusetts en Bosto, la Galería de Arte y el Nieuwe Kerk en Amsterdam, la Carolinum en Praga, y el Centro Hasselblad de Suecia entre otros.


Ha recibido numerosas menciones como el Premio Common Wealth, el premio Martin Luther King, el Doctor Jean Mayer Global Citizenship (dos veces), fotógrafo del año (siete veces), el International Center of Photography Award (tres veces), el Premio Leica (dos veces), el premio Bayeaux de corresponsales de guerra (dos veces), el Alfred Eisenstaedt, el premio Canon y el premio W. Eugene Smith en memoria de la fotografía humanística. También ha pertenecido a la Royal Society y ha sido doctor honorario de arte en la escuela de  arte de Masachussetts.


WORLD PRESS PHOTO 1994


(Fotografía ganadora. Autor James Nachtwey)


La fotografía en la que aparece un niño con unas heridas sufridas por la guerra fue la fotografía premiada en el World Press Photo del año 1994. En primer lugar analizándola por su contenido. Aparece un niño. Ya por el hecho de que aparezca un niño herido da una mayor compasión. Es una foto sencilla. Si la analizamos por la sencillez, una de las características de las reglas de la composición vemos que ese menos que decíamos en clase, se convierte en más. Pasemos a la segunda regla de la composición la de los Tercios. A mi parecer no se cumple aunque tampoco es importante esta regla en esta fotografía puesto que el objeto fotografiado es el niño y no es relativo el fondo ya que lo que se busca en la fotografía es la crueldad de una guerra que aparece marcada en la cara del niño.  Continuando con la tercera regla de la composición, la de las líneas se cumple perfectamente. Los elementos de la fotografía se proyectan en la misma dirección que la mirada melancólica del pequeño dando una sensación mayor de tristeza, soledad... Avanzando en las reglas de la composición esta fotografía está correctamente encuadrada. Resalta la figura del menor, dejando el fondo de la fotografía borroso ya que no interesa puesto que no aporta nada más, si se tratase de un fondo distinto podría haberse centrado más en el fondo pero no resaltaría tanto la figura del menor. Por último la relación figura-fondo, se ha llevado a cabo muy bien ya que el primer plano no se confunde con el segundo. Por tanto y a mi parecer habiendo analizado la fotografía ganadora, creo que ha sido merecedora de este premio.


Después de haber analizado a James Nachtwey creo que es un gran fotógrafo. Pero y es aquí donde critico a la fotografía actual, casi todos los premios son de tragedias humanas: guerras, hambre, pobreza... llegando a un punto en que creo que se hace por crítica y no por belleza que para mí es eso la fotografía. James Nachtwey se centra sobre todo en guerras: Rumanía, Bosnia, Sudáfrica, Kósovo, Pakistán, la India y Chechenia al igual que en otros ámbitos de crítica como el de la contaminación. Por tanto, y en conclusión, creo que como fotógrafo es excepcional pero no comparto la temática ganadora.


martes, 1 de enero de 2008

Ilustra un artículo II





Ilustra un artículo II

¿Piensan los jóvenes?

Autor: Jaime Nubiola
Profesor de Filosofía
Universidad de Navarra

Fecha: 20 de noviembre de 2007

Publicado en: La Gaceta de los Negocios (Madrid)



La impresión prácticamente unánime de quienes convivimos a diario con jóvenes es que, en su mayor parte, han renunciado a pensar por su cuenta y riesgo. Por este motivo aspiro a que mis clases sean una invitación a pensar, aunque no siempre lo consiga. En este sentido, adopté hace algunos años como lema de mis cursos unas palabras de Ludwig Wittgenstein en el prólogo de sus Philosophical Investigations en las que afirmaba que "no querría con mi libro ahorrarles a otros el pensar, sino, si fuera posible, estimularles a tener pensamientos propios". 

Con toda seguridad este es el permanente ideal de todos los que nos dedicamos a la enseñanza, al menos en los niveles superiores. Sin embargo, la experiencia habitual nos muestra que la mayor parte de los jóvenes no desea tener pensamientos propios, porque están persuadidos de que eso genera problemas. "Quien piensa se raya" -dicen en su jerga-, o al menos corre el peligro de rayarse y, por consiguiente, de distanciarse de los demás. Muchos recuerdan incluso que en las ocasiones en que se propusieron pensar experimentaron el sufrimiento o la soledad y están ahora escarmentados. No merece la pena pensar -vienen a decir- si requiere tanto esfuerzo, causa angustia y, a fin de cuentas, separa de los demás. Más vale vivir al día, divertirse lo que uno pueda y ya está. 

En consonancia con esta actitud, el estilo de vida juvenil es notoriamente superficial y efímero; es enemigo de todo compromiso. Los jóvenes no quieren pensar porque el pensamiento -por ejemplo, sobre las graves injusticias que atraviesan nuestra cultura- exige siempre una respuesta personal, un compromiso que sólo en contadas ocasiones están dispuestos a asumir. No queda ya ni rastro de aquellos ingenuos ideales de la revolución sesentayochista de sus padres y de los mayores de cincuenta años. "Ni quiero una chaqueta para toda la vida -escribía una valiosa estudiante de Comunicación en su blog- ni quiero un mueble para toda la vida, ni nada para toda la vida. Ahora mismo decir toda la vida me parece decir demasiado. Si esto sólo me pasa a mí, el problema es mío. Pero si este es un sentimiento generalizado tenemos un nuevo problema en la sociedad que se refleja en cada una de nuestras acciones. No queremos compromiso con absolutamente nada. Consumimos relaciones de calada en calada, decimos "te quiero" demasiado rápido: la primera discusión y enseguida la relación ha terminado. Nos da miedo comprometernos, nos da miedo la responsabilidad de tener que cuidar a alguien de por vida, por no hablar de querer para toda la vida". 

El temor al compromiso de toda una generación que se refugia en la superficialidad, me parece algo tremendamente peligroso. No puede menos que venir a la memoria el lúcido análisis de Hannah Arendt sobre el mal. En una carta de marzo de 1952 a su maestro Karl Jaspers escribía que "el mal radical tiene que ver de alguna manera con el hacer que los seres humanos sean superfluos en cuanto seres humanos". Esto sucede -explicaba Arendt- cuando queda eliminada toda espontaneidad, cuando los individuos concretos y su capacidad creativa de pensar resultan superfluos. Superficialidad y superfluidad -añado yo- vienen a ser en última instancia lo mismo: quienes desean vivir sólo superficialmente acaban llevando una vida del todo superflua, una vida que está de más y que, por eso mismo, resulta a la larga nociva, insatisfactoria e inhumana.

De hecho, puede decirse sin cargar para nada las tintas que la mayoría de los universitarios de hoy en día se consideran realmente superfluos tanto en el ámbito intelectual como en un nivel más personal. No piensan que su papel trascienda mucho más allá de lograr unos grados académicos para perpetuar quizás el estatus social de sus progenitores. No les interesa la política, ni leen los periódicos salvo las crónicas deportivas, los anuncios de espectáculos y algunos cotilleos. Pensar es peligroso, dicen, y se conforman con divertirse. Comprometerse es arriesgado y se conforman en lo afectivo con las relaciones líquidas de las que con tanto éxito ha escrito Zygmunt Bauman.

Resulta muy peligroso -para cada uno y para la sociedad en general- que la gente joven en su conjunto haya renunciado puerilmente a pensar. El que toda una generación no tenga apenas interés alguno en las cuestiones centrales del bien común, de la justicia, de la paz social, es muy alarmante. No pensar es realmente peligroso, porque al final son las modas y las corrientes de opinión difundidas por los medios de comunicación las que acaban moldeando el estilo de vida de toda una generación hasta sus menores entresijos. Sabemos bien que si la libertad no se ejerce día a día, el camino del pensamiento acaba siendo invadido por la selva, la sinrazón de los poderosos y las tendencias dominantes en boga.

Pero, ¿qué puede hacerse? Los profesores sabemos bien que no puede obligarse a nadie a pensar, que nada ni nadie puede sustituir esa íntima actividad del espíritu humano que tiene tanto de aventura personal. Lo que sí podemos hacer siempre es empeñarnos en dar ejemplo, en estimular a nuestros alumnos -como aspiraba Wittgenstein- a tener pensamientos propios. Podremos hacerlo a menudo a través de nuestra escucha paciente y, en algunos casos, invitándoles a escribir. No se trata de malgastar nuestra enseñanza lamentándonos de la situación de la juventud actual, sino que más bien hay que hacerse joven para llegar a comprenderles y poder establecer así un puente afectivo que les estimule a pensar.


 


 




Puedo decir que es una gran pregunta. Aun me considero joven, porque creo que lo soy. Creo que no se puede totalizar a un colectivo. No podemos preguntar si piensan los jóvenes. Sabemos que todos los jóvenes piensan, otros más y otros menos. Nos distinguimos del resto de los animales porque tenemos razón y como tenemos razón, también tenemos intelecto que nos ayuda a pensar.

 

Para esta práctica he querido resaltar algunas situaciones de los jóvenes. Tabaco, alcohol y drogas. Principales problemas de la juventud. También he incorporado en las  fotos un reproductor Mp3 que representad el aislamiento del joven, que escucha la música alta para que no le deje pensar, que se aísle, donde uno cree que no tiene ningún problema. Acto seguido uno se puede quitar la música y ver que no tiene nada, que no ha hecho nada, que tiene una vida totalmente vacía.

 

Como he dicho anteriormente: tabaco, alcohol y drogas son los adjetivos con los que se puede describir a un joven. La primera fotografía aparece un joven con un gorro fumando apoyado en un columpio, ese material urbano mal utilizado por nosotros, los jóvenes.  La segunda foto es la que aparece otro joven escuchando música apoyado en una columna, con un graffiti detrás. Arte para algunos jóvenes, vandalismo para los mayores, y para mí un acto de mala educación que debe de ser penado. La tercera fotografía aparecen dos jóvenes en un botellón, pasándose la bebida. ¿El botellón algo horrible? Cuando se dice que lo jóvenes hacen botellón los mayores se “rasgan las vestiduras”. A mí no me parece que sea tan malo si se hace bien. Me refiero a dejarlo limpio y no molestar a los vecinos. Aquí es donde es cuestión de cada uno. Donde no se puede aplicar a la juventud como un total, sino que como han hecho con un canon sobre lo digital, también lo hagan con el alcohol y se bajen los precios en los bares.

 

La cuarta fotografía he querido unirla en una pequeña historia. Uno joven ofrece tabaco a otro con un contenedor de vidrio al fondo, en el que hay un graffiti. Con lo que la quinta y sexta fotografía sería un joven haciéndose un porro. Para darle más realismo he usado tabaco de liar y papel de fumar de tal manera que parece un porro.

 

Aunque reconozco que he tenido prácticas en las que las fotografías me han salido mucho mejor que en esta, puedo decir que en esta práctica he conseguido reflejar los problemas de la juventud: tabaco, alcohol y drogas, y en parte poder responder a la pregunta de si los jóvenes piensan.

miércoles, 19 de diciembre de 2007



"La mejor manera de alegrarte es intentar alegrar a alguien."



"Lo contrario de la afirmación no es la negación: es la duda."



"Puedes olvidar a aquél con el que has reído pero no a aquél con el que has llorado."














Esta es la práctica que más quebraderos de cabeza me ha podido traer. Uno se puede preguntar por qué, pues porque siempre hay una barrera en la relación alumno-profesor. He tenido que fotografiar a mi asesor, D.Alfonso Vara profesor de Economía en primero. Ha sido un rato muy agradable porque me lo he pasado muy bien sacando las fotos. Al ser profesor de economía pues la primera foto ha sido leyendo el "Financial Times". El despacho, como todos, es pequeño asi que había que imaginarse tres situaciones distintas. Una ya estaba resuelta, que era leyendo un periódico. Luego otra situación era leyendo una revista. Si nos fijamos en la fotografía hemos hecho la foto con la revista al revés. Como lo hizo George Bush, seguramente mucha gente no se de cuenta, pero si observamos está leyendo la revista al revés. Sacando la foto no podía parar de reirme. La última de las tres fotos era trabajando con el ordenador, una imagen muy común dentro del profesorado de la universidad.
En cuanto al retrato de un amigo, pareja o lo que sea he escogido a uno de mis mejores amigos: Alex, de 3º de Farmacia. Desde el parbulitos hemos estado juntos así que le conozco bastante bien y sé que es muy expresivo. Le dije que tenía que representar tres situaciones:tristeza, duda y alegría. En cuanto a la alegría representamos una partida de ajedrez, dando un "jaque-mate" y ganando la partida. Luego la siguiente situación era en el salón de mi casa llorando. Aunque no se aprecia le rocié los dos ojos con líquido de lentillas para que pareciese que estaba llorando pero casi no se aprecia. Y por último representé la duda, pero era lo más difícil e hizo una representación a un político muy conocido que sale en una posición bastante parecida. En definitiva ha sido una de las prácticas más divertidas de todas y donde más me he reido y disfrutado.

martes, 27 de noviembre de 2007

Reflejos








Como dije en la anterior práctica que no me llamaron de Civivox, pues me han llamado pero para ver si voy a ir, supongo que si hay algo de comer iré. Volviendo a esta práctica, como se puede apreciar me fui al monte. Para poder estudiar algo y aislarme de la urbe, decidí ir con mi mejor amigo a estudiar al Pirineo Aragonés. Me llevé mi cámara porque iba a estar unos cuantos días y tenía que hacerla allí. Aproveché el único día que salieron unos rayos de luz y subí a las pistas de esquí a sacar las fotos porque siempre que veo la palabara reflejo puedo asociarla con la nieve. Hacía sol, pero un frio polar por no decir infernal. Al no estar las pistas abiertas tenía que ir andando por toda la estación, fui hasta la cafetería para poder sacar las fotos, luego subí alguna pista y mientras fui bajando el puerto se me ocurrió sacar al asfalto, al capó, a los cristales, a los retrovisores...

Como dije en la anterior práctica anterior que me paró la policía municipal a multarme esta vez me paró la Guardia Civil, se puede pensar que tengo problemas con los cuerpos de seguridad, pero no, afortunadamente no pasó nada, en primer lugar pensé que me había "pillado" algún radar, porque fui bastante más rápido de lo permitido, pero por suerte fue un control rutinario.

Así que cuando llegué a casa, con un poco de nervios por el susto de la policía, hice las maletas y vine a Pamplona a revelar las fotografías y ha hacer un examen.

Rinconces de Pamplona










Para esta semana la práctica cambiaba un poco respecto a las anteriores. Teníamos que presentarnos a un concurso que se organizaba en el Civivox sobre los rincones de Pamplona. No sabía a qué fotografiar. Descarté todo lo que era el Ayuntamiento, la Ciudadela, Estafeta... todas esas partes de Pamplona que aparecen en todos los libros sobre la ciudad. Pensé en algo distinto, algo que no había visto en ningún sitio.

Antes de vivir donde ahora vivo, vivía en la torre de Gómara, uno de los edificios más altos de la ciudad. De pequeño siempre subía al piso número diecinueve a ver cómo aterrizaban los aviones. Así que me acordé y cogí las llaves que aun guardo de mi antigua casa y fui hacia allí. Como me suelen dar calentones, por una vez pensé. Pensé que sería mucho más bonito fotografiar el parque de Yamaguchi por la noche así que esperé hasta las siete de la tarde para poder sacar las fotos. Subí y fotografié sin problemas. El despiste y yo somos sinónimos. No me acordaba que había dejado el coche mal aparcado y un municipal me estaba multando. Supliqué que no me multase que no me había dado cuenta, que había subido sólo a dejar una cosa a mi casa y por una vez me quitaron la multa.

Para la otra fotografía, al ser ya de noche pensé en un sitio bonito, la plaza de Merindades. Con los coches en movimiento pensé que me podía quedar más o menos bien. Así que esto ha sido una experiencia más porque decir un premio más no sirve porque no me ha llamado nadie.

lunes, 5 de noviembre de 2007

Mercado de Santo Domingo













































El mercado de Santo Domingo está en la parte antigua de Pamplona. Esta semana nos enfrentábamos a ese mercado, teníamos que fotografiarlo, mostrar los rincones más insólitos de ese mercado. Como el tiempo es oro, sólo tenía el lunes por la mañana para poder sacar las fotos al mercado. A las ocho de la mañana llegué al mercado con mis dos mejores amigos, Alejandro y Julio. Un gran fallo fue llegar el lunes. Los puestos de pescado no estaban abiertos porque el domingo no salen a pescar los "leones del mar". Llegamos a una hora en el que no habían abierto los puestos de trabajo así que tuve que hacer tiempo para poder empezar a sacar las fotos ya que en unas horitas me iba a San Sebastian a sacar las fotografías para el anuario a los de Tecnun.

Nada más entrar en el mercado le pregunto al carnicero si le podía sacar una foto y me dijo gritando:¡No otro más, no!Así que fui buscando otros puestos a los que sacar fotos. Al ser temprano estaban descargando la carne y sin pedir permiso empecé a sacar fotografías a los que descargaban la carne. Cuando vi que acabaron fui a otro puesto, en este caso de verduras y la señora que se encargaba del puesto me dejó entrar, sacar fotos hablar con ella....encantadora.

Cuando acabé nos encontramos con la encargada del mercado y nos llevó por todo el mercado, hasta los lugares más inóspitos. Unos pasillos larguísimos, la zona de carga y descarga, su despacho...

Cuando acabé todo el carrete, pensé en poner otro porque había muchas más cosas a las que sacar fotos, pero ya no había tiempo así que invité a mis amigos a desayunar y de ahí me fui camino a Tecnun para seguir sacando fotos.

1000 Fotografías

Esta práctica puede parecer un poco rara, yo creo que sí, pero creo que también es práctica. Como siempre, o como debería ser siempre me levanté a las ocho de la mañana para ir a la "uni", en ese día me levanté para ir a trabar. No pude sacar ninguna foto nada más levantarme porque con lo perezoso que soy me ducho, levanto, hago la cama y desayuno en unos veinte minutos en los que no pienso nada sino que voy corriendo por toda la casa. A las ocho menos cuarto llegué al coche y arranqué en plan Kimmi Raikonnen, llegaba tarde. Encaro la avenida de Barañaín en un día precioso, sol de frente y casi no se podía ver, me imaginaba con mi cámara porque esas fotografías son unas de mis favoritas casi no se ven los rostros, se ve todo sombrío por la incidencia de luz. Sigo avanzanado y...¡atasco! Mi mal genio empezó a recorrer todo mi cuerpo y veo policía, ambulancias, bomberos...Me sentía un Paparazzi, llevaba la cámara atrás, dudaba si cogerla de verdad y sacar la cámara, pero no pude porque estaba en el coche. Me acerqué poco a poco al orígen del atasco y vi una furgoneta en Sancho El Fuerte volcada, luego me enteré que había atropellado a dos chicas de medicina y el culpable del accidente era un compañero mío de trabajo.

Llegué al trabajo unos diez minutos tarde cogí la cámara y empecé a sacar fotos a Medicina, Arquitectura, LADE ...por lo que no podía imaginarme nada sino sólo sacar fotos a las personas que venían. Uno a uno se van viendo y ves su cara de asombro pidiendo otra foto y por dentro pienso, si es la que Dios te ha dado...¡salen igual que son!

Así estuve hasta las cinco de la tarde, saqué cientos de fotografías, casi miles... Salí del edificio central y cogí mi cámara de fotos imaginaria y saqué al jardín del central, las hojas se elevaban, había mucho viento...fui al coche por el camino veía la gente que salía de trabajar caras de cansacio, soledad...bonitas de ser reflejadas en una cámara.

Llegué a casa, me hubiese gustado fotografiar la puesta de sol desde mi balcón, viendo San Cristóbal, el reflejo del sol en los coches que pasaban por la avenida de Bayona...tantas cosas que no hubiesen cabido en muchos rollos de película. Con esta práctica lo que he conseguido es que viese muchas más cosas cotidianas a las que poder fotografiar.